martes, 3 de septiembre de 2013

Siluetas


En 1977, el arquitecto catalán Ricardo Bofill, encomendado por el ayuntamiento de Montpellier, daba un nuevo aire a la ciudad mediterránea: comenzaba la creación del Antigone.


Montpellier, 2013. Nuageux.

Este proyecto, situado al sureste del casco histórico de Montpellier, bebe de las influencias de la arquitectura de la Grecia clásica. Su objetivo principal era el de ofrecer a sus habitantes un espacio abierto, donde las calles y las plazas sustituyan a los bloques de hormigón. En pocas palabras, renovar esta ciudad mediterránea.




Las dimensiones del Antigone juegan a confundirnos. Entre sus columnas neoclasicistas, sus espacios vacíos y sus fuentes nos recuerda al universo onírico de Giorgio de Chirico. Amplias dimensiones y espacios públicos que recuerdan a la organización urbana de las polis griegas.

Montpellier, 2013. Antigone.
The Enigma of the Arrival and the Afternoon,
Giorgio de Chirico,  1911-12

Montpellier, 2013. Antigone, Esplanade de l'Europe.


A grandes rasgos, la sensación que produce pasear por las calles del Antigone es similar a lo que percibimos al zambullirnos en la obra del artista greco-italiano (de Chirico). Es el placer de la soledad bien recibida, la desvinculación total de la realidad aunque sea tan sólo por cinco minutos. Es, en resumen, desconectar. 



Antigone, 2013.




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